Los protagonistas: antes y ahora
En 2003 el mundo parecía estar dividido entre aquellos que apoyaban la guerra en Irak y los que se oponían. La ONU estaba al medio. En esta nota BBC Mundo resume las posiciones de entonces, de ocho personajes clave de ese momento, y lo que piensan ahora.
KOFI ANNAN
La pelea por Irak en el Consejo de Seguridad de la ONU despertó dudas sobre el papel de dicha organización en el siglo XXI. Su Secretario General, Kofi Annan, llamó -en vano- al compromiso y a la unidad. Pero cuando Francia, China y Rusia amenazaron con vetar una resolución respaldada por Estados Unidos autorizando el uso de la fuerza en Irak, Annan se dio cuenta que la suerte estaba echada.
En los primeros meses del conflicto, los cuarteles centrales de la ONU en Bagdad fueron atacados por la insurgencia, causando la muerte de su funcionario de más alto rango. Annan describió el atentado como el "día más oscuro de nuestras vidas".
En septiembre de 2004, dijo por primera vez que la decisión de ir a la guerra en Irak sin una segunda resolución fue ilegal. En su último discurso como Secretario General de la ONU a finales de 2006, atacó nuevamente la unilateralidad de EE.UU. diciendo: "Ninguna nación puede volverse más segura buscando la supremacía sobre las demás".
JOSÉ MARÍA AZNAR
El apoyo del entonces primer ministro de España José María Aznar a la guerra en Irak hizo que se reacomodaran las relaciones de Europa con Estados Unidos. Como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, a medida que avanzaban las preparaciones para la guerra, Aznar se mantuvo firme al lado de EE.UU. y del Reino Unido.
En 2007, Aznar -que perdió las elecciones en 2004- reconoció que le había dado más importancia a la amenaza que constituía Saddam Hussein de la que realmente tenía: "Todo el mundo pensaba que Irak tenía armas de destrucción masiva y no las tenía. Eso lo sé ahora. Cuando no lo sabía, nadie lo sabía".
TONY BLAIR
El respaldo que el ex primer ministro británico Tony Blair le dio a la guerra, como la única forma de quitarle a Irak sus armas de destrucción masiva, pasó a ser el rasgo más definitorio de su gobierno.
En un discurso pronunciado el 18 de marzo de 2003, Blair sostuvo que "la única forma de persuasión a la que (Hussein) responde es a la presencia de 250.000 soldados en su territorio".
Su decisión de ir a la guerra fue respaldada por el parlamento pero desencadenó la mayor rebelión parlamentaria de la historia británica y la renuncia de tres ministros.
Después, Blair reconoció que la información sobre la que se basó para tomar su decisión era errónea pero nunca se disculpó. En 2006 admitió que la decisión de ir a la guerra le pesaba en la conciencia y que sería juzgado por Dios y por la historia.
El jefe del equipo de inspectores de armas de la ONU enviado a Irak, pidió -sin conseguirlo- más tiempo para buscar las supuestas armas de destrucción masiva.
Su enojo sobre la intervención militar se hizo público meses después del comienzo de los bombardeos.
En una serie de ataques contra el Reino Unido y EE.UU., Blix los acusó de planear la guerra mucho antes de que se diera a conocer el resultado de sus investigaciones.
"Hay evidencia de que esta guerra fue planeada con mucha anticipación. Esto, a veces provoca dudas sobre su actitud frente a las inspecciones (de armas)", dijo al diario El País de España en abril de 2003. En 2007 afirmó: "creo que todo lo que ha sucedido en Irak después de la invasión ha sido una tragedia. Lo único positivo ha sido la desaparición de Saddam Hussein".
GEORGE W. BUSH
El presidente de EE.UU. dijo que tenía tres razones para ir a la guerra en Irak: dehacerse de sus armas de destrucción masiva, poner fin al apoyo de Saddam Hussein al terrorismo y liberar a los iraquíes.
A dos meses de iniciada la guerra -que el secretario de Defensa aseguró duraría no más de seis- Bush anunció que las operaciones de combate de mayor envergadura en Irak habían llegado a su fin.
A pesar de que su gobierno reconoce las fallas de inteligencia Bush se mantiene firme, defendiendo su decisión de ir a la guerra.
En marzo de 2008 aseguró que: "La decisión de derrocar a Saddam Hussein fue la decisión acertada durante la primer parte de mi presidencia, es la decisión acertada en este momento de mi presidencia y será siempre la decisión acertada".
SERGEI LAVROV
SERGEI LAVROV
El embajador de Rusia ante la ONU fue una de las voces más importantes en expresar la oposición de su país a la campaña militar de EE.UU. "Rusia nunca consideró a la guerra como una herramienta adecuada para resolver el problema iraquí", dijo.
Cinco años más tarde, como canciller de Rusia, Lavrov sigue asegurando que el conflicto amenaza con desestabilizar la situación de los países vecinos de Irak y a la región en general.
En varias ocasiones ha instado a la comunidad internacional a que retire sus tropas y sostiene que se le debe transferir a las fuerzas iraquíes la responsabilidad sobre la seguridad.
COLIN POWELL
El ex secretario de Estado de EE.UU. Colin Powell presentó en detalle ante la ONU en febrero de 2003 la controvertida evidencia para iniciar la guerra en Irak.
Se refirió a una serie de fotos tomadas con un satélite espía y a conversaciones interceptadas entre oficiales iraquíes al afirmar que el régimen de Hussein escondía armas de destrucción masiva.
En 2007 reveló que había intentado disuadir a George W. Bush de una intervención militar en Irak, un país que según dice ahora estaba en guerra civil. "Yo intenté evitar esa guerra. Le expliqué las consecuencias de ir a un país árabe y convertirse en los ocupantes".
DOMINIQUE DE VILLEPIN
El ex canciller francés fue el vocero de la posición de su país frente a la guerra en Irak. Logró con éxito bloquear una segunda resolución de la ONU propuesta por EE.UU. y el Reino Unido autorizando el uso de la fuerza.
En un discurso pronunciado en la ONU el 14 de febrero de 2003, de Villepin defendió elocuentemente el proceso diplomático: "La opción de la guerra puede parecer a priori la más rápida. Pero no nos olvidemos que después de ganar la guerra, uno tiene que construir la paz", dijo.
Gracias a su oposición a la guerra en Irak obtuvo una gran popularidad en Francia. Esto lo ayudó a consagrarse como primer ministro, cargo que ocupó entre 2005 y 2007.
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