NARRATIVA DE CARLOS VILLACORTA VALLES


miércoles, 4 de junio de 2008

ALERGIA

¿Por qué y a qué somos alérgicos?

Si en ciertas épocas del año estornuda con frecuencia, o cada vez que se encuentra cerca del perro o del gato de su vecino siente picor en los ojos, usted puede pertenecer a ese veinte por ciento de la población española que sufre de alergia. La identificación de la causa de su reacción alérgica y el desarrollo de un plan de tratamiento efectivo pueden mejorar de forma espectacular sus síntomas.
¿Qué es una reacción alérgica?
La alergia, (también conocida como hipersensibilidad inmediata) se define como una "sensibilidad anormal a una sustancia que es generalmente tolerada y considerada no dañina". Mientras que todas las reacciones inmunes resultan de la exposición a sustancias extrañas, las reacciones alérgicas son diferentes de la "inmunidad" protectora o aumentada que es conferida por las inmunizaciones o infección natural.
¿A qué llamamos alergia?
Llamamos alergia a una reacción anormal frente a ciertas sustancias, denominadas alergenos. Estos alergenos, al ser inhalados, ingeridos o tocados, desencadenan una reacción del sistema inmune.
Alergenos y reacción inmune
El sistema inmune actúa como mecanismo de defensa del cuerpo en contra de las innumerables sustancias "extrañas" que se encuentran presentes en el aire que respiramos, la comida y las cosas que tocamos.
Dentro de este inmenso grupo de cuerpos extraños, el término alergeno se refiere a esas sustancias que principalmente desencadenan una respuesta inmunoalérgica.
Todavía se desconoce porqué algunas sustancias son alergénicas y otras no, ni porqué sólo algunas personas desarrollan una respuesta alérgica tras la exposición a alergenos.
Una característica esencial del sistema inmune humano es su habilidad para desarrollar reconocimiento inmunológico y memoria.
Una vez que las células del sistema inmune encuentran una sustancia extraña y la reconocen como tal, ese contacto inicial será por siempre "recordado". Si esa sustancia específica es encontrada nuevamente, la respuesta del cuerpo será mucho más rápida e intensa como resultado de los mediadores químicos producidos por las células de memoria que se activan ante la reexposición, y las cuales en un momento dado amplifican la respuesta activando otras partes del sistema inmune.
Otro mecanismo por el cual el sistema inmune nos ayuda a defendernos contra los materiales extraños incluye la producción de millones de anticuerpos diferentes (también llamados inmunoglobulinas).
Cada anticuerpo tiene la habilidad de reconocer y unirse a una sustancia extraña específica y única. Los anticuerpos circulan en la sangre y están presentes en casi todos los líquidos corporales donde ayudan a "capturar" y prevenir la entrada de material extraño no deseado.
En los humanos, el anticuerpo de tipo IgE es el responsable de la mayoría de las reacciones alérgicas. A pesar de que las personas alérgicas frecuentemente tienen niveles muchos más altos de IgE en su sangre que los no alérgicos, los valores se solapan ampliamente entre estos dos grupos.
Una persona alérgica puede tener niveles muy altos de anticuerpos de IgE para uno o pocos alergenos específicos, sin tener niveles elevados de IgE total en su sangre.
Por esto, el usar los valores de IgE total para diagnóstico son limitados.
Los niños cuyos padres padecen alergias tienen una probabilidad mayor para desarrollar esta patología.
Reacciones alérgicas e inflamación alérgica
Una persona que ha desarrollado anticuerpos IgE para que reconozca uno o más alergenos (polen, hongos, ácaros del polvo, etc.) se dice que está sensibilizado a estos alergenos.
Las moléculas alérgeno-específicas de IgE viajan por la sangre hacia los tejidos en donde cubren la superficie de las células cebadas. Hasta 500,000 anticuerpos IgE con diferentes especificidades podrían estar presentes sobre la superficie de una sola célula cebada, permitiendo entonces a cada célula el reconocer varios, diferentes y únicos alergenos.
Las células cebadas que se encuentran en forma abundante especialmente en el revestimiento de la nariz, ojos, pulmones y tracto digestivo, se activan cuando moléculas de alergeno hacen contacto físico con anticuerpos IgE sobre la superficie de una célula capaz de reconocer alergenos específicos.
Entonces las células cebadas de un individuo que ha desarrollado anticuerpos IgE para el antígeno de gato no serían activadas por exposición al polen de la ambrosía.
Muchos de los síntomas de las enfermedades alérgicas crónicas, tales como edema o inflamación, actividad excesiva de glándulas mucosas e hiperrespuesta a estímulos irritantes son debi9dos a la inflamación crónica por exposición repetida a alergenos.
Una reacción alérgica se inicia cuando las moléculas de alergenos se ponen en contacto y activan las células cebadas cubiertas por el alérgeno-específico IgE.
Una vez activada, la célula cebada libera una variedad de potentes mediadores químicos, todos ellos con potentes propiedades inflamatorias. Estos incluyen químicos como la histamina (de ahí el uso terapéutico de antihistamínicos), leucotrienos y prostaglandinas, así como citoquinas (moléculas proteicas las cuales sirven como reguladores de las interacciones celulares).
Uno de los avances más importantes ha sido el reconocimiento que las reacciones alérgicas producen inflamación de los tejidos en los cuales se llevan a cabo.
Una reacción alérgica desencadena una cascada de eventos, comenzando con la liberación de mediadores de una célula cebada activada.
Estos entonces reclutan otras células inflamatorias del torrente sanguíneo para invadir áreas donde ellos con otras células locales vecinas, liberan mediadores químicos adicionales, lo cual resulta en la inflamación de los tejidos involucrados.
Principales enfermedades alérgicas
Las preguntas clave para cada persona alérgica son: +qué alergenos reconoce específicamente mi sistema inmune, y cuándo (y cuánto) estoy expuesto a estas substancias
La reacción alérgica inflamatoria como resultado de la exposición a estos alergenos relevantes, con la acompañante inflamación y sensibilización de las superficies expuestas, es directamente responsable de los síntomas alérgicos clínicos.
Por tanto, distinguimos entre:
Rinitis alérgica: También denominada "fiebre de heno" ocurre como resultado de los alergenos que entran en contacto con la mucosa nasal de una persona sensibilizada a un alergeno en especial. Los síntomas que se presentan tales como congestión nasal, comezón y catarro profuso se deben a la inflamación alérgica por la exposición de la membrana mucosa nasal. La exposición repetida diaria perpetúa la reacción inflamatoria y los síntomas.
Conjuntivitis alérgica: De forma similar a la rinitis, representa la reacción alérgica inflamatoria de los ojos.
Dermatitis atópica o eczema: Resultar de la exposición a alergenos de la piel. Esta enfermedad empieza habitualmente en el lactante, puede aparecer durante la etapa escolar y mejora a menudo en la adolescencia. Puede preceder al asma.
Asma: Enfermedad pulmonar crónica caracterizada por tos, opresión de tórax, dificultad para respirar y sibilancias debido a una obstrucción reversible del flujo aéreo (o flujo respiratorio) como resultado de inflamación e hiperrespuesta de las vías respiratorias. En personas sensibilizadas, la inhalación de alergenos puede producir una inflamación del revestimiento de las vías respiratorias y precipitar una exacerbación de asma. El asma también ocurre como resultado de otros estímulos inflamatorios tales como infecciones del tracto respiratorio.
Urticaria: Puede estar causada por alergias a alimentos, aditivos alimentarios y/o fármacos. Las personas que sensibilizadas a alimentos específicos presentan reacciones alérgicas después de la ingestión de estas substancias. Desencadenantes comunes incluyen mariscos, huevos, leche, trigo, cacahuetes entre otros. La alergia a alimentos ocurre frecuentemente en niños y no resulta extraño que con el tiempo desaparezca esta hipersensibilidad.
Shock anafiláctico: Constituye la más grave de todas las reacciones alérgicas. Esta respuesta sistémica causa inflamación en todo el cuerpo, con consecuencias que ponen en riego la vida y en ocasiones son fatales debido a la inflamación y estrechamiento de las vías respiratorias, así como a la caída súbita de la presión sanguínea.
La anafilaxis frecuentemente ocurre en personas alérgicas especialmente a la penicilina, picaduras de insectos, mariscos, cacahuetes o látex. La administración inmediata de epinefrina (adrenalina) es esencial en el tratamiento inicial de la anafilaxia.
Cómo actuar ante la alergia
Las pruebas cutáneas para alergia y las pruebas en suero RAST son empleadas para determinar con precisión qué molécula(s) alergénica(s) son reconocidas por el sistema inmune del paciente.
Una vez identificados los alergenos, el tratamiento óptimo incluye minimizar la exposición a estos alergenos hasta donde sea posible, combinando con medicamentos para reducir los síntomas alérgicos y la inflamación de los tejidos involucrados.
Además las vacunas para la alergia (inmunoterapia) pueden ser usadas para modificar la respuesta inmune y así disminuir la intensidad de las reacciones alérgicas que ocurren frente a la exposición natural a los alergenos.
Una vez identificado el alergeno, el tratamiento óptimo combina evitar la exposición al alergeno en lo posible, con medicamentos para reducir los síntomas alérgicos y la inflamación de los tejidos involucrados.
También se pueden utilizar vacunas para la alergia (inmunoterapia).La inmunoterapia no consiste más que en la administración del componente alergénico, al cual el paciente es alérgico, en dosis progresivas. Esta administración se realiza generalmente inyectando subcutáneamente y a intervalos regulares pequeñas cantidades de alergeno hasta que se alcanza una "dosis óptima bien tolerada", que es totalmente individual para cada paciente.

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